
Todas las avispas son carnívoras, pero esta especie es, además de gigantesca, condenadamente asesina. Sus presas favoritas son las abejas. Las espera a la entrada de las colmenas, atrapa en el aire y arranca la cabeza de un certero bocado, para luego llevarse el tórax como alimento para sus hambrientas larvas, agrupadas en colonias con hasta 15.000 bichos por nido. Una decena de avispas asiáticas pueden matar 30.000 abejas en una semana.
Además de las abejas que mata directamente, miles más mueren de hambre o aplastadas de terror en los panales, incapaces de salir o entrar por miedo a encontrarse con ellas.
Por suerte, las propias abejas europeas han terminado desarrollado instintivamente una estrategia idéntica a la de sus parientes asiáticos.
Muchas ya no se quedan paralizadas por el miedo, como hacían al principio. Ahora contraatacan cual agresivo equipo de rugby. Se tiran todas juntas en melé, rodean al avispón, le hacen un placaje pero no lo aplastan. Lo matan de calor al subir la temperatura a 45 grados, pues las abejas aguantan hasta los 50 grados pero las avispas no. La lucha es desigual y no siempre lo logran. Para nuestra desgracia.
Porque sin abejas no hay polinización ni agricultura; no hay alimentos. La biodiversidad se empobrece. Sin abejas no hay paraíso.
http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2015/10/02/la-avispa-asesina-se-extiende-imparable-por-espana/